martes, 23 de febrero de 2010

RECUERDOS DE MI COLE A TRAVÉS DE MIS 5 SENTIDOS

Mi cole ¡ cuántos recuerdos!. Una vieja casona, en Alcalá del Rio, con una gran puerta y un pasillo ancho de ladrillos desiguales; a la derecha una puerta de la clase de las niñas a la izquierda otra puerta de la clase de los niños.
La clase era inmensa, con una enorme ventana y al lado, la mesa de la Maestra. Había muchas filas de bancas corridas, en las 1ª bancas se sentaban las niñas mayores y por este orden, las más pequeñas estábamos en las últimas filas; en la última fila del todo, sentaban a las que estaban castigadas. Ese era mi sitio, pues siempre estaba castigada, por charlatana.Creo que el castigo no era muy eficaz, porque a pesar de los años transcurridos, yo sigo igual de habladora.
Lo 1º que veían mis ojos, cuando me acercaba al cole, era a las niñas todas vestidas con babis blancos, entrando por aquella puerta. Como siempre he tenido esta imaginación, me daba por pensar que eran palomas blancas engullidas por un dragón, pero luego, cuando entraba en clase las "palomas" estaban sentadas en sus bancas ¿cómo habían escapado del dragón?.
La Maestra, también vestida con babi blanco, se ponía de espaldas a la ventana para explicarnos la lección, y la luz del sol, que entraba por la ventana, la rodeaba con una especie de nimbo y yo la miraba extasiada imaginándome, que era un hada mágica que nos defendería del dragón.
En cambio cuando nos daba Matemáticas yo la veía como una bruja mala,porque los números no me han gustado nunca ; sobre todo ahora que lo único que hago con el dinero del mes es restar y dividir.
La 2ª sensación del día era el olfato, pues lo 1º que olíamos al entrar en clase era el olor a lejía, supongo que era con lo que limpiaban la clase, pero al rato de estar allí venía un rico olor a alhucema y los Lunes y los Jueves, ese olor era más acentuado, porque era cuando nuestras madres nos bañaban en quellos barreños de cinc y en el brasero de cisco ponían una alambrera, le echaban alhucema y ponían la ropa a calentar y nos poníamos la ropita caliente y asi olíamos muy bien.
También recuerdo el olor de las bancas de madera, el de las gomas de borrar, el pegamento que olía a demonio, el papel de los libros ,la viruta de los lápices; todo esto era un conjunto de olores que se amlgamaban y el resultado era "olor a escuela".Olor que aún perdura en mi, sobre todo cuando ahora entro en una clase de cualquier escuela, parece mentira, pero sigue oliendo igual
Y el sonido ¡Que recuerdos! el sonido que peor llevaba era, el chirriar del pizarrin en la pizarra, se me ponían los pelos como escarpias. Sin embargo lo que más me gustaba era que todo lo deciamos cantando con la misma musiquilla," dos por dos cuatro, tres por cuatro doce ...España limita al norte con el mar Cantábrico ....y en el recreo jugábamos al corro "como siembras tú las flores ...."y a la comba "soy la reina de los mares ..." y en el mes de Mayo que decíamos versos y le cantábamos a la Virgen "eres más bella que el sol más hermosa que las perlas que ocultan los mares ...."¡ qué queridos e inolvidables sonidos!.
En aquella época se nos hacía la boca agua, con cualquier cosita apetecible que oliéramos. Recuerdo que dos veces por semana, venían unas muchachas de la falange para que hiciéramos gimnasia. A mi me encantaba, porque después de dar algunos saltos abriendo los brazos y las piernas y correr por el patio, nos daban dos onzas de ¿ chocolate ?. aquello tenía un remoto olr a chocolate y parecía que estaba comiendo tierra de basto que estaba.
Yo recuerdo que me lo llevaba a casa y procurando que mi madre no me viera,porque me podía quemar, ponía encima del anafre las tapaderitas de las cajas de pastillas, les ponía encima las onzas de chocolate hasta que se empezaban a derretir, entonces las apretaba contra las tapaderas, de modo que quedaban como un molde y ahí es donde mi lengua entraba en acción, chupando de las dos tapas y quedándome la lengua como si la hubiera fregado con esparto.
Por último recuerdo el frío que sentía en el invierno en el cole,como en aquella época no había calefacción,el frío que sentía en todo el cuerpo era tremendo,sobre todo en las manos´aún lo recuerdo.Como recuerdo que cuando llegaba a casa mi padre me cogía con sus fuertes brazos y me abrazaba con fuerza, como para transmitirme su calor y mi madre me cogía mis manos para calentármelas con las suyas. Aquello merecía la pena de haber pasado frío. También recuerdo la sensación tan buena de sentir la ropa interior, calentita del bracero, pegándose a mi cuerpo.
Esto es lo que mis sentidos, sentían. Mi mente sentía una necesidad absoluta de saber y aprender y mi corazón siente una gratitud sin límites, por aquellas personas que abrieron mi mente a un mundo maravilloso en el que aún estoy aprendiendo.
Esas personas a las que hoy rindo mi homenaje ,se llaman MAESTROS/AS.