martes, 29 de septiembre de 2015

1º DE MAYO DIA DEL MAYOR a través de mis gafas

Hace algún tiempo llegó a mis manos un artículo sobre la vejez y todo lo que la rodea. Estaba escrito con tanto sentimiento y ternura que me emocionó muchísimo y he querido transcribirlo con ocasión del día 1º de Octubre, día del Mayor, como homenaje a los mayores. El artículo dice así.
Hay una ruptura en la historia de la, familia donde las edades se acumulan, se superponen y el orden natural no tiene sentido; es cuando el hijo se convierte en el padre de su padre.
Es cuando el padre se hace mayor y comienza a trotar como si estuviera dentro de la niebla. Lento, lento, impreciso.
Es cuando uno de los padres que te tomó con fuerza de la mano cuando eras pequeño, ya no quiere estar solo. Es cuando el padre, una vez firme e insuperable, se debilita y toma aliento dos veces antes de levantarse de su lugar.
Es cuando el padre, que en otro tiempo había mandado y ordenado, hoy solo suspira, solo gime y busca donde está la puerta y la ventana, todo corredor ahora está lejos.
Es cuando uno de los padres, antes dispuesto y trabajador fracasa en ponerse su propia ropa y no encuentra sus medicamentos.
Y nosotros como hijos, no hacemos otra cosa sino  aceptar que somos responsables de esa vida. Aquella vida que nos engendró depende de nuestra vida para morir en paz. Todo hijo es padre de la muerte de su padre.
Tal vez la vejez del padre y de la madre es, curiosamente, el último embarazo, nuestra última enseñanza, una oportunidad para devolver los cuidados y el amor que nos han dado durante décadas. Y así como adaptamos nuestra casa para el cuidado de nuestro bebé, bloqueando tomas de luz y poniendo corralitos, ahora vamos a cambiar las ditribuciones de los muebles para nuestros padres. La 1ª transformación ocurre en el cuarto de baño; somos los padres de nuestros padres los que ahora pondremos una barra en la bañera. La barra es emblemática, la barra es simbólica, la barra es inaugurar el "destemplamiento de las aguas", porque la ducha, simple y refrescante, es ahora una tepestad para los viejos pies de nuestros protectores; no podemos dejarlos ningún momento.
La casa de quién cuida

de sus padres tendrá  abrazaderas por las paredes y nuestros brazos se extienden en forma de barandilla.
Envejecer es caminar sosteniéndose en los objetos, envejecer es, inclusive, subir escaleras sin escalones.
Seremos extraños en nuestra propia casa, observaremos cada detalle con miedo y desconocimiento, con duda y preocupación.
Seremos arquitectos, diseñadores, ingenieros frustrados ¿cómo no previmos que nuestros padres se enfermarían y necesitarían de nosotros?. Nos lamentaremos de los sofás, las estatuas y las alfombras.
Mi amigo Joseph Klein acompañó a su padre hasta sus últimos momentos, en el hospital la enfermera hacía la maniobra para moverlo de la cama a la camilla tratando de cambiar las sábanas, y mi amigo dijo a la enfermera " deje que le ayude", reunió fuerzas y tomó a su padre por 1ª vez en su regazo, colocó la cara de su padre contra su pecho, acomodó sus hombros a su padre consumido por el cáncer, pequeño, arrugado,frágil y tembloroso. Se quedó abrazándolo por un buen tiempo, el tiempo equivalente a su infancia, el tiempo equivalente a su adolescencia, un buen tiempo,un tiempo interminable. Meciendo a su padre en sus brazos de un lado a otro, acariciando a su padre, calmando a su padre y le decía en voz baja" estoy aquí, estoy aquí papá". Lo que un padre quiere oir al final de su vida es que su hijo está ahí.
Feliz el hijo que es el padre de su padre antes de su muerte y pobre del hijo que aparece solo en el funeral y no se despide de su padre un poco cada día.
Autor: Fabricio Carpinejar, traducido al español por Zorelly Pedrosa:












4 comentarios:

  1. magnífica la lectura que nos traes, Antonia, y muy de actualidad. Ojalá todos tengamos a nuestros hijos "ahí" en nuestros dias finales. Un saludo.

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    1. estoy segura de que será así, porque eres, lo que llamamos, una buena gente, y tus hijos estaran ahí. En cuanto a mi como soy mayor que tú, ya tengo a todos los de casa, pendientes de mi," que no hagas nada, que descanses, no te levantes tan temprano", hasta mis nietos me empujan para el sofá, es conmovedor y gratificante, ¡¡¡¡ pero agobiante, amigo mío, muy agobiante!!! un abrazo

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  2. Seré breve pero muy sustancial:
    Tan precioso como actual.
    Besos.

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