lunes, 11 de agosto de 2014

Canelones y crema catalana a través de mi paladar

Llevo unos dias recordando los ricos canelones rellenos de carne con salsa bechamel y la crema catalana, no menos exquisita.
Hoy que ese recuerdo es más vivo voy a escribir de ello y me haré la ilusión de que vuelvo a saborearlos.
Tengo que aclarar que la pasta, en general, no me gusta mucho, o por lo menos eso pensaba hasta que cuando vivíamos en Mallorca probé, en un restaurante cerca del Borne, unos raviolis que me parecieron exquisitos hasta el punto que me gustaba ir allí a comer para repetir los raviolis. Cuando vivimos en Girona comi unos canelones que me parecieron riquisimos: saqué la conclusión de que las tierras bañadas por el Mediterráneo se distinguian, para mi, por lo bien que cocinan las pastas, pienso que debe ser por la influencia mediterránea de Italia.
Cuando estábamos en Girona soliamos ir, los fines de semana, a cenar a un restaurante que nos habian recomendado, estaba a las afueras de la ciudad, creo recordar que en la carretera que iba a Bañolas. A la entrada del restaurante había un gran patio donde se podia aparcar y ya dentro tenía dos o tres comedores magníficos. La 1ª noche que fuimos me fijé que en una de las mesas estaban tomando canelones con una pinta tan tentadora que cuando me llegó el turno de pedir fueron los canelones los que escogi; me gustaron tanto que a partir de ese dia fui la tonta de los canelones, siempre pedia l mismo y de postre¡¡cómo no!!la deliciosa crema catalana con ese contraste tan rico que le dá el caramelo crujiente y calentito por el azúcar quemada por encima y dentro fria y suave; aquello era para mi paladar, un manjar de dioses.
A Miguel le gustaban tambien mucho los canelones



pero otras veces pedia otrs platos, como así mismo a mi hija y amigos que venian con nosotros y todos se reian conmigo al verme pidiendo siempre lo mismo, menos mal que a mi me daba igual. A los mismos camareros les llamaba la atención y me preguntaron por mi predilección por los canelones, yo les comenté que como no siempre íbamos a vivir allí queria comerlos porque cuando nos fuéramos seria dificil volver a comer un plato tan bien hecho como aquel.
Una noche vino el camarero a nuestra mesa con un señor que se presentó com el jefe de cocina (el chef)y me dijo que le habia gustado encontrar un cliente tan leal a un plato como yo. Me invitó a pasar a la cocina para que viera el proceso de como caramelizar la crema catalana, yo lo seguí encantada y sorprendida. Aquella cocina era colosal de grande y muy bien monada, me quedé entusiasmada al ver la maestria que tenian al caramelizar la crema que, en aquel entonces, lo hacian con paletas de hierro que tenian siempre puestas al fuego y se ponian al rojo vivo que era cuando le ponian encima de la cazuelita con la crema y el azúcar blanca. Este señor fue tan amable y atento que me regaló dos recetas de cocina, una de la crema catalana y otra delos canelones: para mi fue lo más.

Desde ese dia tuvieron una atención con nosotros
que jamás olvidaré. Resulta que en aquel restaurante habia siempre música de de fondo, sardanas y en general música alegre, no demasiado estridente, lo justo para dar ambiente, pues a partir del dia que se enteraron que éramos de Sevilla cada vez que llegábamos ponian sevillanas. Nunca olvidaré est detalle tan encantador y cómo me emocionaba oir sevillanas tan lejos de mi Patria Chica.









 

2 comentarios:

  1. ¡Qué mala eres, puñetera!

    A ver cuándo me envias esas recetas mallorquinas, o me cuelo en tu casa el día que me entere que los haces, voy a la cocina y te birlo uno, jeeeeee...
    Besos.

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  2. No soy tan mala soy torpe, tu receta ya la tengo escrtta estoy esperando que mi hija tenga un rato para mandartela por imail, espero que sea en esta semana. por cierto, preciosa la entrada de José Luis, ya le he puesto un comentario.un beso

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