miércoles, 3 de agosto de 2016

La Chiquita Piconera y sus piernas a través de mis gafas

La 1ª vez que fui a Córdoba tenía gran interés en conocer el Museo de Julio Romero de Torres, la plaza del Potro donde está situado el Museo y ...¡¡cómo no!! poder contemplar el famoso cuadro de La Chiquita Piconera del que había oído hablar tanto y del que conocía las coplas que hablaban del amor del pintor por su modelo.
Cuando llegamos a Córdoba nos dirigimos a la célebre plaza del potro, aquella plaza en la que "cuando en la noche Córdoba dormía era como un llanto la fuente del potro, el pintor gemía...."
Me encantó la plaza, era cuadrangular con uno de sus lados con salida hacia el Guadalquivir, también me gustó la fuente del potro con un gran pilón redondo, en medio del pilón una especie de pilar rematado por una gran piña de la que salían 4 chorros de agua, en lo alto de la piña el célebre potro con sus patas delanteras levantadas como dispuesto a trotar, el rumor del agua cayendo en la fuente le daba un aire refrescante; casi frente a la fuente estaba la casa- museo de Julio Romero de Torres, a donde nos dirigimos, recuerdo que tenía un precioso patio a la entrada de la casa, dentro estaban expuestos los cuadros del pintor, yo busqué el de la Chiquita Piconera, cuando por fin la vi comprendí comprendí el porqué de la fama de aquel cuadro; aquella mujer-niña que me miraba era preciosa con inmensos ojos negros de mirar profundo, su nariz recta y perfecta así como sus labios y sobre todo su barbilla que me recordó la de mi madre. La modelo aparecía sentada en una silla de enea inclinada hacia delante con una badila entre sus manos para remover la candela del brasero, que estaba en el suelo entre sus piernas entreabiertas, estas piernas estaban cubiertas por unas preciosas medias de seda. El pintor le había dado tanto realismo a las medias que parecían que solo con tocarlas se podía percibir la suavidad de la seda. Al ver aquellas medias sentí una intensa emoción, recordé que cuando yo 
FUENTE DEL POTRO Y FACHADA DEL MUSEO
era pequeña mi madre tenía unas medias de seda iguales a las que yo estaba viendo en aquel cuadro,
mi madre se ponía aquellas medias solo cuando se vestía de "tiros largos" y a mi me gustaba pasar mis dedos por sus piernas tan suaves y brillantes, mientras ella se reía porque decía que la hacía cosquillas. Ahora las tenía allí, delante mía. Sentí como las lágrimas acudían a mis ojos.
A partir de aquel día cada vez que fui a Córdoba mi 1ª visita era para la Chiquita Piconera.¿ Quién me iba a decir que sus medias se iban a convertir en mi talismán?.
La última vez que he ido ha sido cuando llevamos a mis nietos a conocer la Mezquita, fue en las Navidades del 2,013, me sorprendió la reforma que le habían hecho al Museo, tengo que reconocer que lo han dejado magnífico, pero a mi me parecía más familiar y más entrañable el antiguo Museo en el que no había tanta gente y yo podía llorar más a gusto. Aunque parezca una tontería tengo que decir que a pesar de mis lágrimas yo sentía allí una gran paz interior.
Ya me había ido interesando por la vida de la Chiquita Piconera, no por la modelo sino por la persona. En la próxima entrada y como homenaje a ella escribiré lo que sé al respecto.
fotos de internet,
PLAZA DEL POTRO EN LA NOCHE CORDOBESA.








4 comentarios:

  1. He estado muchas veces en Córdoba y volveria otras tantas, es una gozada pasear por ella y deleitarse con lo bonita que es, su gastronomía es espectácular, y aprender de su vasta cultura que me encanta.
    Romero de Torres, captó como nadie a la mujer cordobesa, es un pecado no visitar ese museo. En aquellas calendas las medias eran así, y están reflejadas con tal realismo y arte que parece que María Teresa no está en el cuadro, sino delante de ti "viva".
    Gracias por la entrada, te has ganado unos abracetes con salmorejo y de postre un "Suspiro del Moro".

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  2. Llevas razón cuando dices que Romero de Torres pintó como nadie a la mujer cordobesa, en cuanto a su gastronomía tengo que confesarte que siempre que íbamos a Córdoba comíamos cola de toro porque creo ( sin que miguel se entere) que iba a Córdoba solo por comer cola de toro, a mi también me gustaba así todo estaba de rechupete. un beso después de limpiarme la boca de rechupetear la cola de toro (no seas mal pensada ji,ji,ji,

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  3. Me alegra que sientas Córdoba tan cercana y que hayas captado su magia. Creo que como a las buenas personas, mientras más las conoces más las quieres.
    Gracias por traerme el recuerdo de mi tierra. Abrazos

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  4. Gracias a ti por tus palabras que me saben a gloria viniendo de una cordobesa de pro como tu.Ya quisiera yo tener una pluma como la tuya para escribir como Córdoba se merece un abrazo parati

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