jueves, 2 de noviembre de 2017

LA Ermita de Las Minas del Castillo a trav,es de mis gafas

En Las Minas del Castillo había una Ermita que me encantaba y que me trae bonitos recuerdos. Estaba situada en lo más alto de la Aldea, en el camino hacia el pantano y frente a las minas donde los hombres trabajaban. El Altar Mayor estaba presidido por Santa Bárbara, que era la patrona de las minas. A la izquierda del Altar Mayor había una puerta que llevaba a la sacristía; tanto por fuera como por dentro estaba encalada y su aspecto tan blanco le daba un aire alegre; estaba rodeada de un porche y siempre se veía todo muy limpio. Nuestro punto de encuentro, de chicos y chicas era el porche de la Ermita, tanto cuando éramos más pequeños, como cuando ya éramos más mayores, allí decidíamos que hacer el fin de semana. 
La Ermita, por dentro no tenía asientos, aunque personas que habitualmente vivían allí tenían sillas que habían traído de sus casas o tenían reclinatorios; mi padre nos hizo unos banquitos de madera, fáciles de llevar. Los domingos venía a decir misa Don Aniano, (¡¡vaya nombrecito!!), que era el cura párroco del Castillo de las Guardas, venía a decir misa andando y andando se iba, los guardias que estaban libres de servicio, iban a misa y se ponían al fondo de la Ermita, cuando Don Aniano terminaba su misa, lo acompañaban hasta el cuartel, que estaba en la carretera que llevaba al pueblo, allí el cura seguía su camino andando los 5 km,que lo llevaban al pueblo.
Pero mis Domingos preferidos eran los Domingos que Don Aniano no podía venir a decir misa; él llamaba por teléfono el día anterior para quién quisiera ir al pueblo a oir misa, pero la única persona que iba, acompañada por sus hijos, era María Sanchez, ( a la que ya he mencionado en otra entrada y que fue la persona que ayudó a mi padre a desasnarme).A María y sus hijos nos uníamos mi hermana y yo, mi madre no podía venir porque tenía una rodilla co problemas y no podía caminar mucho, de modo que nosotros 5 íbamos al Castillo de las Guardas andandito, si llovía llevábamos paraguas, los mismos que nos servían en verano para protegernos del sol. Cuando llegábamos al pueblo, entrábamos directamente en la Iglesia, donde ya Don Aniano estaba revestido para decir la misa, al término de esta, pasábamos a casa del cura, una casa preciosa con un bonito jardín interior; la sobrina de Don Aniano nos tenía preparado un desayuno opíparo consistente en una gran fuente de rebanadas de pan frito, aún calentito,un bizcocho y sobre todo un chocolate espesito con sabor a leche condensada que quitaba las tapaeritas del sentío.
parroquia del Castillo de las Guardas.
El chocolate nos lo ponían en un gran tazón y yo mojaba allí  mis rebanadas de pan frito, que en aquella época donde se carecía de tantas cosas, me sabían a gloria ; luego don Aniano nos volvía a llenar el tazón de chocolate para que mojáramos el bizcocho y si María Sanchez protestaba porque era mucho comer, don Aniano se reía y decía que con eso teníamos más fuerza para volver andando. Por eso los Domigos que don Aniano no podía venir a las Minas a decir misa, eran mis preferidos, ya se sabe"estomaguito lleno corazoncito agradecío" y el mío era más que agradecío. Recuerdo aquellos Domingos con profundo agradecimiento hacia don Aniano que a, pesar de su aspecto serio y adusto, nos trataba con tanto cariño y se reía con ganas cuando me veía con los labios llenos de chocolate y apurada porque me daba vergüenza de manchar aquellas servilletas tan blancas y bonitas, él me decía, "no te preocupes, las servilletas se lavan" y él mismo me ponía la servilleta en las manos. Son recuerdos sencillos y tiernos a la vez.
Aquella Ermita que me trae recuerdos tan queridos tuve ocasión de verla al cabo de más de 60 años, con ocasión de llevar a mis nietos a la Reserva del Castillo de las Guardas y la 1ª ocasión que fui quise acercarme a la Aldea pare ver "mi" Ermita; fue terrible la impresión que tuve, ahora era un montón de escombros, de la que
restos de la Ermita
apenas que daban en pie los muros, que aún recordaba que aquello había sido una Ermita.
Me impresionó tanto que, a pesar de seguir llevando amis nietos a la Reserva, nunca quise volver a entrar en la Aldea, en la que fui tan feliz, no quería borrar las imágenes que tenía en mis retinas y mis recuerdos.

imágenes de Google.







3 comentarios:

  1. Estupenda visita a ese bonito ricón nuestro. Conozco un poco aquello, nos dimmos un vuelteo por allí al ir a visitar el Zoo cercano. Fuimos con los nietos y nos lo pasamos estupendamente.
    ¿Dónde nos llevarás la próxima?
    Un beso.

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  2. Ya me imagino que tu visita a la Reserva del Castillo de las guardas, que no solo les gusta a nuestros nietos, sino que también a los mayores, porque es impresionante ver tantos animales, algunos peilgrosos,en completa libertad. Menos mal que aquello está muy bien montado y se puede recorrer todo,desde luego si bajarse del coche. A mis nietos les encantaba ir. Además se come muy bien por allí y se pasa un día estupendo. un beso

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  3. Miramos la ermita y nos imaginamos lo preciosa que sería entonces, es una verdadera pena que nadie se preocupe de hacerle una reforma Digna :(

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